En 1912, Barcelona sufría una plaga de asesinos de niños conocidos como "sacamantecas", era criminales despiadados que se dedicaban a raptar menores de edad a los que sustraían de sus hogares. El destino de los niños era culminar en ser asesinados para extraerles la grasa corporal (de ahí su nombre), usar los huesos y el cabello como rellenos de almohada o pelucas. Muchos de estos niños eran de clase social pobre, ya sea huérfanos, indigentes o de familias marginales. Es aquí donde surge la terrible historia de Enriqueta Marti, una mujer acusada de "sacamantecas" y mejor conocida en Barcelona como "La Vampiro de Barcelona".
Teresita Guitart tenía cinco años cuando desapareció el 10 de febrero de 1912, su madre la llevaba de la mano cuando se detuvo a platicar con una vecina cerca del edificio donde habitaban. Era de noche, y la madre se distrajo en la plática. Soltó la mano de la menor pensando que su hija entraría al edificio y subiría por la escalera. Al terminar de conversar, la madre entró al edificio y llegó a su casa donde su marido preguntó por su hija. La madre se aterrorizó al comprender su error y salió a la calle en busca de su hija. Pero había sido demasiado tarde.
Las autoridades tenían conocimiento de la desaparición de la menor, además con la noticia se corría el rumor de los "sacamantecas", noticias que ellos trataban de desmentir pero era más notorio. La única testigo de la niña Teresita fue una mujer que vivía cerca de un edificio donde la vio. Sobre la calle Ponent, la mujer refirió a las autoridades ver la cara de una niña implorando a través de una ventana sucia en el edificio con el número 29. La policía llegó al lugar de los hechos el 27 de febrero de 1910.
Lograron encontrar con vida a Teresita que había rapada, pero también fue hallada otra menor llamada Angela. Ambas niñas fueron rescatadas y aprehendieron a Enriqueta Marti, una mujer de 43 años que tiempo atrás había sido arrestada por poseer un prostíbulo donde prostituía a menores de edad de ambos sexos.
Tras ser rescatadas, una de las niñas confesó cómo su raptora también tenía bajo su poder a un niño rubio llamado "Pepito", un menor de cinco años. Angelita fue testigo de cómo Enriqueta había asestado varias apuñaladas a su víctima. Ella fingía estar dormida mientras veía el asesinato del niño.
Los vecinos conocían a Enriqueta como una mujer extravagante, ya que ella solía vestir trajes finos de terciopelo, luciendo de clase. Sin embargo ella solía pedir limosna en plazas o cerca de iglesias, actividades que eran contrarias a como ella lucía, además ella era dueña de más propiedades
Registraron su domicilio de Ponent, la maloliente vivienda ocultaba una habitación elegante. En un armario no solo hallaron las exquisitas vestimentas de Enriqueta, sino también dos trajes de niño y pelucas. Hallaron cartas con cifrados extraños, así como también un libro con nombres de personas importantes.
En un saco -que las menores habían identificado que usaba Enriqueta- encontraron un trajecito de niño y un cuchillo ensangrentado. Había más evidencia en el lugar: en un saco de lona hallaron ropas viejas y 30 huesos entre ellos costillas y clavículas rotas, todas ellas pertenecientes a sus víctimas infantiles. Algunos restos óseos se hallaban calcinados, lo que dio la conjetura de que fueron sacrificados.
Otro de los macabros hallazgos fue en el interior de un armario, había una rastro de cabello de niña pero con todo y cuero cabelludo... la asesina no tuvo piedad en arrancarle hasta el cuero cabelludo a la víctima. En una habitación, que la policía tuvo que abrir a la fuerza, se encontró varios frascos de sangre coagulada y grasa. Se examinó y toda ella pertenecía a niños. Pero el horror continuaría en otro de sus domicilios, esta vez una casa en la calle Pilcaqués donde encontraron un falso tabique. En su interior aguardaba varios huesos de niños y manos mutiladas.
Enriqueta delató su crimen motivado por su oficio de "curandera" y necesitaba partes de cuerpos para crear ungüentos. Ella amenazó con delatar a todos los culpables que recurrían a ella para alguna dolencia o consumían sus "servicios" entre los cuales figuran personas muy importantes.
Para corroborar su veracidad, las autoridades acudieron a su otro domicilio: una torre de Sant Feliu de Llobregat, en donde encontraron frascos con sustancias desconocidas, confirmando así su terrible oficio. También hallaron más cráneos de sus víctimas infantiles.
Sus crímenes fueron la noticia que más vendieron los medios de comunicación, nombrandola "La Vampiro de Barcelona". Pero de lo que jamás se llegó a saber era la supuesta lista con los nombres de los clientes, de quienes se atribuía eran "nombres muy importantes" (¿acaso había gente de estatus que pagaban por las fechorías de la mujer?) además ella reiteraba que "si habría de hundirse que buscaran más evidencia en su casa y que no se iría sola sino llevaban a los demás culpables".
Marti fue trasladada a prisión y era custodiada ya que constantemente intentaba suicidarse, hasta que murió asesinada en el patio de la prisión. Hay dos versiones, la primera se menciona que murió a golpes por las mismas internas; mientras que la segunda versión se cuenta que antes de morir a manos de las reclusas, había sido envenenada "por algunos de sus clientes".
Quizás los crímenes de Enriqueta Marti aterrorizaron a los habitantes de Barcelona, pero ¿qué la indujo a cometer tales fechorías? Enriqueta era conocida por haber tenido un prostíbulo donde sometía a menores de edad a la prostitución (¿quizás algún cliente la mandó a asesinar, para no ser delatado?).
Ella misma había sido prostituta desde los 20 años. Mientras tanto se han creado en torno a ella cientos de leyendas generadas por la prensa sensacionalista. Por ejemplo, en la página web "kronohistoria" la redactora Ana Morillas Cobo asegura que ella no fue ninguna curandera ni sacamantecas. En efecto, había secuestrado a una menor pero todos los demás delitos que se le adjudicaron habían sido invento de la prensa, a consecuencia de que las mismas autoridades no podían resolver todos los casos de desaparición de niños. Y qué mejor que Enriqueta Marti como chivo expiatorio.
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