Las brujas regresan para más diversión. Después de casi veinte años, en el pueblo de Salem se prepararan para las festividades del Día de las Brujas. Mientras tanto, la joven Becca cumplirá sus 16 años y como es costumbre festejará en compañía de su amiga Izzy, pero algo ha cambiado: su mejor amiga Cassie se ha distanciado de ellas por ser "las chicas raras".
La noche de Halloween se aproxima y en el cumpleaños, Becca recibe como regalo una misteriosa vela de cebo negro. Al encenderla con esto provoca el retorno de las hermanas Sanderson.
Becca e Izzy deberán detener a las hermanas Sanderson que ahora tienen nuevo plan: vengarse del pueblo de Salem.
La película anterior nos hacía referencia la relación entre hermanos que se centraba en Max y Dani, que a apesar de las adversidades siempre hay que mantenerse unidos. La segunda parte también aborda la relación de hermanos pero esta vez desde la hermandad, la solidaridad que puede desarrollarse entre los grupos.
Las amigas Beca e Izzy recalan por el distanciamiento de su amiga Cassie, que en temas de adolescencia vemos como algunas amistades de la infancia llegan a separarse al identificarse con otros grupos, lo que genera un tipo de duelo por aquella amistad de antaño y se optan por mecanismos de retirada en cuanto se aproxima la persona distanciada. Esto no solo se verá en las amigas, también en las hermanas Sanderson ya que la anterior película nos retrataban más el aspecto villanezco, sobre todo Winnifred. En cambio, la secuela nos mostrará la hermandad entre las Sanderson y contribuye con un poco sobre los orígenes de estas brujas, en especial en la forma en cómo adquirieron sus poderes. La secuela sirve para explicarnos algunas cosas que solo se habían mencionado en la primera como también algunos efectos colaterales que se generaron en la anterior, lo cual lo hace admirable.
Eso sí, debo advertir que no esperen situaciones exactas de la primera película, principalmente de escenarios porque aquí se contradice algunas cuestiones con las que nos habíamos familiarizado con la antecesora, lo cual resulta chocante.
En relación a la comedia, debo admitir que hay una carencia de comicidad, uno que otro chiste familiar y un chiste subido de tono. La mayoría hacían referencia a la tecnología y a las costumbres contemporáneas de los adolescentes. Si en la anterior, la comedia se debía a a la ignorancia de las Sanderson ante los hábitos de 1993 y el desconocimiento de los pobladores de Salem ante las brujas, aquí comprendemos mas bien una admiración hacia las brujas, lo que conduce a que el miedo sea nulo. De hecho es algo que vemos en la actualidad, una idealización hacia la brujería desde el movimiento feminista. Resalto la escena del minisuper que fue el más divertido y el evento del Scare fest, donde nuevamente sale a relucir los dotes de canto de las Sanderson.
En cambio el desarrollo de la historia se inclina a la fórmula que hemos visto últimamente en las películas de Disney, desde los Avengers hasta Toy Story. Obvio, no spoleo pero sí es evidente que en esta cinta replicaron la misma fórmula que se aplica a los finales.
Ver nuevamente a las Sanderson es volver a las épocas de otoño, la ambientación halloweenezca que disfrutábamos en la infancia.
Hasta aquí mi reporte, criaturas de la noche.
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