¡Arde, Bruja, Arde! Abraham Merrit

Si tienes fobia a las muñecas no debes leer este libro, es más, evita leer la reseña... Abraham Merrit, escritor estadounidense que fue pionero de la Ciencia Ficción, Fantasía, y Horror Cósmico, nos trae una obra emblemática que forma parte del marco de la brujería, además es de las primeras novelas que trata sobre el subgénero de muñecas vivientes. 
   
Publicada en 1932, la novela es narrada en primera persona, y cuenta la aterradora experiencia que vivió un famoso médico especializado en neurociencias en relación a la brujería. La aventura inicia cuando a su clínica privada llega Ricori, una temible figura en el submundo del Crimen Organizado, tratando de salvar la vida de uno de sus mejores hombres. Al desconocer los síntomas y el mal que invade a la víctima, el médico, bajo un seudónimo,trata de indagar las causas, al tiempo que otras personas, muy cercanas a él, caen presa del mismo mal. Su camino lo dirige hacia una tienda de muñecas de porcelana, donde por cada víctima aparece una muñeca de la persona. 
  Merrit mezcla ambos géneros: horror sobrenatural y fantasía, y nos traslada a un mundo contemporáneo a su época a través de su narrrativa, es decir, comparte situaciones que marcaron en la historia estadounidense como lo fue la prohibición del alcohol -conocida popularmente como La Ley Seca- y el movimiento de Al Capone en trasgredir esta Ley, convirtiéndose en un especie de Robin Hood para los amantes del alcohol. De esta manera refleja su época, y claro nos hace pensar que el personaje de Ricori está influenciado por Al Capone. 
    Este es un recurso poco utilizado por los escritores de Terror de aquella época, como lo fue Lovecraft y el círculo de autores, en la cuestión, en reflejar situaciones conflictivas de la sociedad, puesto que tendían más bien alejarse y crear un universo más oscuro. Claro, y esto se comprende porque todo lo relacionado con la Mafia era un mercado que alimentaba los géneros policíacos y engordaba la industria cinematográfica, desde el Halcón Maltés de Hammett Dashiel hasta El Padrino de Mario Puzo y sus respectivas adaptaciones. 
   En "¡Arde, bruja, Arde!", Merrit trata de encajar la historia como un acontecimiento real, al cambiar nombres y sustentar que el protagonista es un médico. Representa la parte Racional que intenta resistirse a las creencias supersticiosas y dar una explicación al conflicto. En cambio Ricori representa lo que está fuera de la Ley, y si ambas representaciones se ven coludidas nos hace pensar la angustia atravesada al enfrentarse algo completamente desconocido, y deja al lector con la siguiente incertidumbre: si un personaje implicado con el crimen, tiene miedo al conflicto sobrenatural desatado en la trama, entonces, como lectores, nos deja solos porque no hay quién pueda protegernos. 
   La novela describe escenas realmente escalofriantes relacionadas con las muñecas, por ejemplo un recuerdo muy grabado en mi mente es aquella donde una mujer despierta en la noche y descubre a una muñeca antigua peinarse frente al espejo, y al ser observada, la muñeca gira y sus ojos brillan "como los de un diablo". Por lo tanto hay escenas que el lector no podrá olvidar, ya que Merrit describe con precisión y desafía las creencias en una época muy moralista pero a la vez muy racionalista.  
   Los asesinatos tienen un toque de originalidad, y al ser de las primeras novelas en abordar el tema de las muñecas vivientes, recurso muy alejado de las tendencias de los autores de su época en hacer clichés, Merrit aprovecha el subgénero para ampliar sus anchas en la fantasía. Por consiguiente, tenemos una novela única con una trama interesante. Lo malo es que es una novela nula en existencias físicas en México, "de esos libros que no encuentras ni en compra-ventas" y admito que fue una labor difícil hallarla. De esas veces que me quejo de las librerías por no trabajar obras de autores clásicos que para nosotros, en México, resultan desconocidos, siendo que obtuvieron su popularidad en su época y país. 
   Después de leerla, dudo de tu afabilidad con las muñecas y en poder dormir bien. Sólo por si las dudas, procura cerrar las ventanas y revisar bien debajo de la cama, y rincones estrechos donde algo pequeño pudiera acechar. 
  

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