El Hijo del Rey David, Salomón, rey de Israel, no sólo se le conoció por construir el templo de Jerusalén, pero también por poseer el conocimiento de invocar a los más poderosos demonios del infierno, y obtener riquezas gracias a ellos. Escribió un compendio de conjuros y hechizos que sirven para invocar a deidades infernales, cómo pactar con ellos y obtener riquezas.
Describió a más de 72 espíritus infernales, entre ellos figura Bael, que significa Señor, y tiene bajo su mando a 66 legiones, incluyendo a seres con posición más elevada.
En la jerarquía de demonios del Sanctum Regnum, de Wierus, sitúa a Bael como el primer rey del infierno. Mientras que en el Ars Goetia, el libro de las Artes de la Brujería, menciona también a Bael puede ser contactado por brujas y magos. Aquellos con los que sostiene tratos los protege, siempre y cuando el pactante rinda culto y pleitesía. Otorga dones como la impasibilidad ante las torturas, por ejemplo, en la Edad Media, los sentenciados por practicar la brujería, tras ser sometidos a largas y tortuosos interrogatorios, Bael permitía que sus seguidores no sintieran dolor, sin importar que tan cruel fuera el tormento, esto es descrito e Directorium Inquisitorum (manual de Inquisidores) de Nicolás Aymerich.
Bael también se manifiesta en los exorcismos, siendo enemigo principal de este rito. Permitía al poseso ser invisible o engañar a los exorcistas haciendo creer que la persona no está posesa. Además de atacar de manera cautelosa.
De acuerdo al Diccionario Infernal, Bael es representado como un ser con tres cabezas, la primera (izquierda) es un felino, la segunda (centro) es un hombre con una corona, y la tercera (derecha) es un sapo. Las tres cabezas son sostenidas sobre un cuerpo aracnoide. Y el símbolo para invocarlo es el siguiente:
Comentarios
Publicar un comentario