La Infernal Prisión de Lecumberri


Al noreste de la ciudad de México, en la Delegación Venustiano Carranza, se alza una bello edificio que hace recordar a todos a un palacio europeo. La historia se aprecia en sus altos muros, en sus corredores al igual que las sombras, pero no sólo las sombras del pasado, sino de los prisioneros que ahí estuvieron...

    Fue en el año de 1900, el 29 de septiembre, cuando Porfirio Díaz inagura un bello palacio pero con un terrible y oscuro destino: la prisión de Lecumberri. Conocido también como el "Palacio Negro" que podía albergar a 800 varonres, 180 mujeres y 400 menores de 18 años, los prisioneros tenían un final sombrío en las múltiples celdas. Su construcción duró durante cinco años y corrió a cargo del ingeniero M. Quintana, mientras que el Ingeniero Antonio Torres Torija estaba a cargo del proyecto. El primer director a cargo de la prisión fue el jurista Miguel Macedo.

    La edificación cuenta con un patio central poligonal, y en centro se erige una torre de vigilancia de 35 metros de altura. Contaba con 804 celdas, talleres, sala de enfermería, cocina y panadería. Cada celda era para un solo prisionero, y además contaban con "celda de castigo" con una puerta de acero y con una mirilla. Más adelante, en 1908 se amplió la nave para poder albergar a más de 3,000 internos.

    Es en el palacio de Lecumberri donde el adjetivo ofensivo "joto", el cual se emplea en México para referirse a los homosexuales varones, nace debido a los internos con tendencias homosexuales que eran encerrados en la sección "J". Además fue escenario donde estuvieron encerrados internos famosos, como David Alfaro Siqueiros, Valentín Campa, Heberto Castillo, el asesino de Trotsky Ramón Mercader, José Agustín, José Revueltas, William Burroughs, Francisco Guerrero el chalequero y el escritor colombiano Álvaro Mutis, incluso el ya fallecido cantante Juan Gabriel .

   La población de criminales y no criminales encerrados aumentó a partir de 1913, y al no tener control de todos era obvio que la corrupción y la invisibilidad de violencia acrecentará al igual que los reos: homocidio, ajustes de cuentas, promiscuidad, enfermedades venéreas, infecciones y poca higiene. Y es justo aquí donde nacen los relatos de fantasmas relacionados con prisioneros. Por ejemplo, celadores que contaban "prisioneros" de más, y al asegurarse no había nadie más. Lamentos inexplicables en las celdas de castigos, avistamientos de prisioneros que fueron ejecutados y asesinados eran los relatos comunes que crecían y hacían aún más oscuro el Palacio Negro.

    En 1976 dejó de funcionar como prisión y hasta la fecha es la sede del Archivo General de la Nación. Aunque la estructura interna se modificó, algunos empleados refieren atestiguar apariciones de sombras sin dueño deambular en los pasillos, susurros. Uno de los empleados de intendencia, refiere que a veces en el auditorio, se escuchan pasos y hace su aparición un hombre con vestimenta negra que desaparece en el acto.

   Sin duda, Lecumberri carga con el estigma de ser una de las prisiones más escalofriantes en México, y que sus prisioneros aún están encerrados.





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