La Posada del Sol, donde los muertos se hospedan




Ubicada en la colonia Doctores, en la Ciudad de México, se trata de una sorprendente edificación, imponente y a la vez atrayente, que se encuentra actualmente en el abandono y descuido. El arquitecto Fernando Saldaña es el responsable de ejecutar este sorprendente obra de arte, para algunos extraídas de una mente esquizofrénica pero que no deja de ser extravagante. El edificio reúne diseños estilo colonial y griego. En su estructura se encontrarán grabados con pentagramas, por lo que se piensa que su creador estaba relacionado con la masonería, y se prestará a relatos sobre supuestos rituales en las instalaciones, en especial la capilla. 
 
 La capilla es una estancia de dos pisos, que aún conserva los grabados de cruces, y pinturas eclesiásticas, y también en los grabados de madera hay símbolos de pentagramas. De hecho, si se observa desde el segundo piso de la capilla, uno se puede percatar de un pentagrama plasmado en las baldosas. Debajo de éste se encuentra construido un sistema de tuberías, lo que alimentó más las leyendas en torno a los supuestos ritos en la capilla. El misterio empieza con la muerte del creador, Fernando Saldaña. Se dice que su muerte tuvo relación con el hecho de que su negocio, su gran negocio, a pesar de que sólo duró ocho meses en función, la obra se detuvo por la deuda contraída, ya que se menciona entre los rumores que el dinero extraído para la construcción, proviene en realidad de fondos ciudadanos. Aunque ésto es una teoría sin comprobar. 
  Entre los misterios que encierra la posada son las apariciones de una niña en el sótano. 
Resulta que, durante la década de los 60, el edificio sirvió para que instituciones gubernamentales llevarán a cabo sus funciones, entre ellos el Instituto Nacional para el Desarrollo de la Comunidad y la Vivienda Rural. Una de las instalaciones servía como guardería para los mismos empleados. Una de las pequeñas había desaparecido, y cuando la buscaron los empleados, desafortunadamente, encontraron el cuerpo sin vida de la menor en una habitación del sótano. En la actualidad, en el cuarto se montó un altar dedicado a la niña, compuesto por una mesa con dulces y pequeños juguetes, además de una fotografía enmarcada de la niña, y aún está colgado el vestido de la niña, mismo con el que murió... y si creen que eso es muy creepy, deberían ver en la misma habitación, el rincón donde fue hallada sin vida, ahí se encuentra una cruz y en el piso varias cabezas de muñecas. Además, en las paredes aparecen dibujos infantiles y frases de canciones para niños, mientras el llanto de una niña se escucha en el cuarto del sótano. 

  Otra de las leyendas que fue objeto la posada fue que durante la década de los 70's, los túneles y algunas habitaciones sirvieron como celdas de tortura para estudiantes que el Negro Durazo capturó y mantenía en cautiverio.












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