I. Masacre en el Lago
Con la frustración de las autoridades ante la incertidumbre de no saber quién era el asesino del Zodíaco, una vez más el terror regresó el 27 de septiembre de 1969. En esta ocasión se trató de una pareja de jóvenes universitarios: Cecelia Ann Sheppard y Bryan Hartnell. Él estudiaba un curso de preparación para la carrera de Leyes, y ella en estudios de Arte.
Los estudiantes fueron hallados cerca del Lago Berryessa. Ambos habían salido de paseo hacia San Francisco, pero al hacerse tarde, Bryan decidió llevar a la chica al Lago Berryesa. Habían hecho un picnic, frente a la isla de Goat. Aprovecharon el momento a solas para abrazarse y besarse. Sin embargo no estaban solos del todo, había alguien más, acechando.
El momento romántico se convirtió en una escena de terror al ser asaltados por el mismo sujeto. Se trataba de un hombre corpulento alrededor de 90 o 100 kilogramos, de 1.90 metros de altura. Su rostro estaba cubierto por una capucha negra similar a la de un verdugo, con el símbolo de la cruz griega encerrada en un círculo y con los puntos sobresaliendo de la cruz. Armado con una semiautomática, el sujeto encapuchados se aproximó a ellos.
Según el reporte forense, los chicos no fueron atacados con el arma de fuego, sino a puñaladas. Bryan logró sobrevivir al ataque, y con su escaso esfuerzo logró desatar a la chica que a su vez le ayudó a él. Un pescador chino y su hijo escucharon unos gemidos en el claro, pero optaron por llamar a las autoridades. Bryan sobrevivió, presentaba múltiples cuchilladas en la espalda, con una daga de cacería; mientras que Cecelia fue la segunda víctima, sólo que ella -aparte de también haber sido cuchillada con la misma arma- tenía en su pecho el símbolo de la cruz griega, realizada con el cuchillo de cacería, lamentablemente falleció a su llegada al hospital.
En una primera especulación se pensó que se trataba de un copycat (asesino imitador), por la cuestión de que las víctimas fueron apuñaladas, y no acribilladas como las anteriores. Fueron sorprendidos de día y no de noche como a los otros.
Además, otro rasgo que motivó a los policías pensar que se trataba del Zodíaco, era que el automóvil, en la puerta del copiloto, presentaba un mensaje:
El mensaje confirma que fue él, por la cuestión de que había usado un cuchillo y la policía no pensara que fue otro. Bryan aportó su testimonio y fue de esta manera como se obtuvo una descripción física del asesino de Zodíaco. Él refiero que el encapuchado los sorprendió con un arma de fuego, y les exigió dinero y su auto, "huía de los policías". Obligó a Cecelia atar al joven, y después el asesino la ató. Tras desaparecer el asesino de Zodíaco, Bryan aprovechó para desatar su pareja y pedir auxilio.
De nueva cuenta, el homicida llamó a la policía para declarar el asesinato y decir que fue él. Sólo que no contaba que sus víctimas sobrevivieran y dieran una descripción detallada de él.
Por lo tanto, la policía buscaba a un hombre corpulento de 1.90, blanco, arriba de cien kilos con lentes.
II. Paseo hacia la muerte
La ciudad de San Francisco fue el siguiente escenario, esta vez el asesino del Zodíaco no cazaría a jóvenes parejas, sino que había abordado un taxi. El 11 de octubre de 1969, un misterioso cliente solicitó al conductor a un barrio residencial Presidio Heights. El conductor era un hombre que correspondía al nombre de Paul Lee Stine. Al llegar al lugar, el cliente pidió detenerse en la esquina de la calle Washington con esquina Cherry, delante de una casa.
Paul creyó que el cliente iba a pagar, pero en vez de eso fue sometido y el homicida disparó con su arma de fuego directo al cráneo del conductor. Esta vez hubo testigos, un grupo de adolescentes celebraba una fiesta en el domicilio situado frente al taxi. Desde la ventana observaron como el pasajero parecía forcejear con el conductor. En seguida lo vieron bajar y limpiar las ventanas del auto amarillo y marcharse.
Ante la actitud sospechosa del individuo, los jóvenes llamaron a las autoridades y describieron al sospechoso. A manera de curiosidad, durante la descripción del sospechoso, la policía creyó escuchar "Black Man" (hombre negro) en vez de redactar que era un hombre con suéter negro. Con la descripción errónea, la policía abordó al lugar y encontró el taxi. Al abrir la portezuela del pasajero, cual sería la sorpresa de encontrar de encontrar el cuerpo sin vida del taxista. Al creer que se trataba de un hombre negro, buscaban al responsable del homicidio. La patrulla abordó a un sujeto corpulento con suéter negro, que en efecto era el asesino del Zodíaco, pero con la falsa descripción, lo abordaron preguntando si no había visto a un sujeto con tales características. Un poco más y hubieran descubierto las manchas de sangre, y muy posiblemente, hubieran sido abatidos a tiros por el asesino del Zodíaco.
Con la entrevista de los adolescentes que atestiguaron la muerte de Stine, la policía realizó un retrato robot del homicida.
A manera de burla, Zodíaco mandó una carta al San Francisco Chronicles, redactando que él era el asesino de Stine, y además la policía estuvo frente a él y no pudo capturarlo. En la misiva envió un trozo de tela con rastros de sangre, sangre que correspondía a Stine.
Zodíaco concluyó la carta con una amenaza: "los escolares son blanco fácil". La carta mencionaba que el asesino pretendía asesinar a un grupo de niños escolares.
III. Un asesino en la carretera
Kathlen Johns, fue una de las pocas personas que logró sobrevivir al asesino del Zodíaco. Ella refiere que conducía su auto en la carretera de Santa Rosa, cuando un sujeto corpulento ponchó su llanta trasera, y a base de engaños, la convenció de subir a su auto.
Kathlen llevaba a su pequeña en brazos, y en el interior del vehículo, el conductor amenazó con matarla y arrojar a su hija por la ventanilla del auto. En un alto forzado, la mujer, junto con su hija, logró salir por la puerta del copiloto y correr, mientras que el peligroso conductor ordenaba que volviera al auto. Ella se ocultó en la cuneta hasta que pasó una tráiler. El agresor no tuvo más remedio que volver a su auto.
El trailero auxilió a la aterrorizada madre, y la trasladó a una comisaría. Al ingresar y contemplar el tablón de retratos, Kathlen aseguró que el agresor era uno de los dibujos retratados, se trataba en efecto del asesino del Zodíaco.
Fue hallado el auto de Kathlen en la carretera, sólo que fue incendiado y se presume que el asesino del Zodíaco fue quien lo hizo para eliminar evidencia.
IV. Cartas del Asesino
Zodíaco tenía una relación obsesiva con ser reconocido en prensa, y de nuevo mandaba cartas al San Francisco Chronicles, en algunas exclamaba su deseo de que su carrera homicida se proyectara en cine, y se preguntaba quién actuaría su papel. El periodista Paul Avery publicaba artículos donde insultaba a Zodíaco, lo que consiguió que éste lo amenazara de muerte. A raíz de la amenaza, Avery desarrolló un problema de paranoia, creyendo que el asesino en verdad cumpliría con su amenaza. Consiguió un arma de fuego y tuvo problemas con la bebida, misma que provocó su despido en el trabajo.
Por medio de las cartas, Zodíaco buscaba controlar a la gente, sino amenazaba con asesinar a alguien. Entre sus peticiones estaba el "que la gente usara botones de Zodíaco", algo muy similar con el asesino del hacha de Nueva Orleans, que exigía que los pobladores reprodujeran música de Jazz en sus casas o sino serían asesinados.
La amenaza de Zodíaco no surtió efecto, y exclamaba en sus cartas que cumpliría con asesinar a alguien. Posteriormente dejó de enviar cartas, haciendo creer a todos que el reinado de Zodíaco había finalizado, pero en 1978 una carta al San Francisco Chronicles publicaba que el asesino aún seguía entre los ciudadanos.
V. Posible asesino
La obra publicada por Robert Graves, periodista enfocado a la investigación de quién era el verdadero Asesino del Zodíaco, sostenía que el ermitaño Arthur Allen Leigh, un investigador biólogo que vivía en un trailer de camper a las afueras de San Francisco, era el posible homicida. Su historial delictivo consistía en acusaciones de abuso sexual a alumnos de primaria.
Graves tenía varios argumentos que sostenía su teoría:
Por lo tanto, la policía buscaba a un hombre corpulento de 1.90, blanco, arriba de cien kilos con lentes.
II. Paseo hacia la muerte
La ciudad de San Francisco fue el siguiente escenario, esta vez el asesino del Zodíaco no cazaría a jóvenes parejas, sino que había abordado un taxi. El 11 de octubre de 1969, un misterioso cliente solicitó al conductor a un barrio residencial Presidio Heights. El conductor era un hombre que correspondía al nombre de Paul Lee Stine. Al llegar al lugar, el cliente pidió detenerse en la esquina de la calle Washington con esquina Cherry, delante de una casa.
Paul creyó que el cliente iba a pagar, pero en vez de eso fue sometido y el homicida disparó con su arma de fuego directo al cráneo del conductor. Esta vez hubo testigos, un grupo de adolescentes celebraba una fiesta en el domicilio situado frente al taxi. Desde la ventana observaron como el pasajero parecía forcejear con el conductor. En seguida lo vieron bajar y limpiar las ventanas del auto amarillo y marcharse.
Ante la actitud sospechosa del individuo, los jóvenes llamaron a las autoridades y describieron al sospechoso. A manera de curiosidad, durante la descripción del sospechoso, la policía creyó escuchar "Black Man" (hombre negro) en vez de redactar que era un hombre con suéter negro. Con la descripción errónea, la policía abordó al lugar y encontró el taxi. Al abrir la portezuela del pasajero, cual sería la sorpresa de encontrar de encontrar el cuerpo sin vida del taxista. Al creer que se trataba de un hombre negro, buscaban al responsable del homicidio. La patrulla abordó a un sujeto corpulento con suéter negro, que en efecto era el asesino del Zodíaco, pero con la falsa descripción, lo abordaron preguntando si no había visto a un sujeto con tales características. Un poco más y hubieran descubierto las manchas de sangre, y muy posiblemente, hubieran sido abatidos a tiros por el asesino del Zodíaco.
Con la entrevista de los adolescentes que atestiguaron la muerte de Stine, la policía realizó un retrato robot del homicida.
A manera de burla, Zodíaco mandó una carta al San Francisco Chronicles, redactando que él era el asesino de Stine, y además la policía estuvo frente a él y no pudo capturarlo. En la misiva envió un trozo de tela con rastros de sangre, sangre que correspondía a Stine.
Zodíaco concluyó la carta con una amenaza: "los escolares son blanco fácil". La carta mencionaba que el asesino pretendía asesinar a un grupo de niños escolares.
III. Un asesino en la carretera
Kathlen Johns, fue una de las pocas personas que logró sobrevivir al asesino del Zodíaco. Ella refiere que conducía su auto en la carretera de Santa Rosa, cuando un sujeto corpulento ponchó su llanta trasera, y a base de engaños, la convenció de subir a su auto.
Kathlen llevaba a su pequeña en brazos, y en el interior del vehículo, el conductor amenazó con matarla y arrojar a su hija por la ventanilla del auto. En un alto forzado, la mujer, junto con su hija, logró salir por la puerta del copiloto y correr, mientras que el peligroso conductor ordenaba que volviera al auto. Ella se ocultó en la cuneta hasta que pasó una tráiler. El agresor no tuvo más remedio que volver a su auto.
El trailero auxilió a la aterrorizada madre, y la trasladó a una comisaría. Al ingresar y contemplar el tablón de retratos, Kathlen aseguró que el agresor era uno de los dibujos retratados, se trataba en efecto del asesino del Zodíaco.
Fue hallado el auto de Kathlen en la carretera, sólo que fue incendiado y se presume que el asesino del Zodíaco fue quien lo hizo para eliminar evidencia.
IV. Cartas del Asesino
Zodíaco tenía una relación obsesiva con ser reconocido en prensa, y de nuevo mandaba cartas al San Francisco Chronicles, en algunas exclamaba su deseo de que su carrera homicida se proyectara en cine, y se preguntaba quién actuaría su papel. El periodista Paul Avery publicaba artículos donde insultaba a Zodíaco, lo que consiguió que éste lo amenazara de muerte. A raíz de la amenaza, Avery desarrolló un problema de paranoia, creyendo que el asesino en verdad cumpliría con su amenaza. Consiguió un arma de fuego y tuvo problemas con la bebida, misma que provocó su despido en el trabajo.
Por medio de las cartas, Zodíaco buscaba controlar a la gente, sino amenazaba con asesinar a alguien. Entre sus peticiones estaba el "que la gente usara botones de Zodíaco", algo muy similar con el asesino del hacha de Nueva Orleans, que exigía que los pobladores reprodujeran música de Jazz en sus casas o sino serían asesinados.
La amenaza de Zodíaco no surtió efecto, y exclamaba en sus cartas que cumpliría con asesinar a alguien. Posteriormente dejó de enviar cartas, haciendo creer a todos que el reinado de Zodíaco había finalizado, pero en 1978 una carta al San Francisco Chronicles publicaba que el asesino aún seguía entre los ciudadanos.
V. Posible asesino
La obra publicada por Robert Graves, periodista enfocado a la investigación de quién era el verdadero Asesino del Zodíaco, sostenía que el ermitaño Arthur Allen Leigh, un investigador biólogo que vivía en un trailer de camper a las afueras de San Francisco, era el posible homicida. Su historial delictivo consistía en acusaciones de abuso sexual a alumnos de primaria.
Graves tenía varios argumentos que sostenía su teoría:
- Arthur Allen conservaba restos de animales mutilados y órganos de éstos, aunque él declaraba que era por sus estudios e investigaciones.
- Él había trabajado en el ejército y sabía encriptar mensajes, por lo que él pudo haber sido quién enviaba las cartas.
- Su complexión física es similar a la descrita en los retrato robot.
- Su cuñada le había descubierto un cuchillo de cacería ensangrentado en el mismo día del ataque de la pareja en el lago; aunque él sostenía que lo usaba para cazar animales.
- Su familia temía de su conducta aislada y su terrible ideología: "El ser humano es el animal predilecto para la cacería". Analogía similar a la fascinación que tiene el asesino con la película "El Malvado Zaroff" cinta que aborda sobre un conde obsesionado con la cacería de humanos.
A pesar de que las autoridades registraron su hogar y sus huellas dactilares, éstas últimas no coincidían además de que su escritura no guardaba semejanza con las cartas del Zodíaco.
Graves insistía que él era el asesino.
La verdadera identidad del Zodíaco aún sigue siendo un misterio.
Comentarios
Publicar un comentario