Patrick
Bateman sólo vive para las marcas –de ropa,
zapatos, relojes, joyas, cosméticos, muebles–, los restaurantes
neoyorquinos de moda, las últimas películas porno, la televisión.
Krizia, Lauren, Lacroix, Hermès, Evian, Dior, Rolex, Klinike,
Nell´s, llegan a definir a los personajes, y terminan por adquirir
un carácter hipnotizante. Junto a eso, Bateman se dedica a liquidar
a todas las mujeres que se le ponen a tiro. Y las descuartiza armado
de sierra mecánica, de taladradora eléctrica, de ácidos. Termina
convirtiendo su elegante apartamento de Manhattan en una sangrienta
cámara de los horrores.
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