El
matrimonio Lutz y sus tres hijos se trasladan a vivir al 112 de Ocean
Avenue en Amityville, sin importarle lo más mínimo que en aquella
casa se produjera, hace tan sólo un año, un brutal asesinato: una
noche, y sin motivo alguno, Ronald DeFeo disparó a la espalda de
cada uno de los miembros de su familia con su rifle, mientras dormían
en sus camas. Durante veintiocho días, los Lutz experimentarán una
serie de extraños sucesos tanto en la casa (frío glacial,
viscosidades en las paredes, ventanas arrancadas del quicio, puertas
que se abren y se cierran, dinero que desaparece) como en ellos
mismos (presencias invisibles que los tocan, levitaciones, cambios de
carácter...), presumiblemente de naturaleza demoníaca, que irán
haciendo insoportable su permanencia en la casa. De igual modo, el
padre Mancuso, que bendijo el nuevo hogar de los Lutz cuando
comenzaron a vivir en allí, padecerá en sus propias carnes la
diabólica influencia de algo sobrenatural e inexplicable.
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