Su nombre viene de la lengua náhuatl: "Señor del Mictlán o también se traduce como el Señor del Lugar de los Muertos (Miquitl-Desde; Teuctli-Muerto; Teuctli-Señor). Esta deidad aparece tanto en la mitología mexica, Zapoteca y Mixteca, y es un dios del inframundo como también de los muertos en el México Prehispánico.
Su esposa es Mictecacíhuatl y junto con ella reina el inframundo conocido como Mictlán -destino de las almas de aquellos que no eran elegidos por deidades como Tonatiuh, Huitzilopochtli o Tláloc-, donde habita y se compone de sombras y oscuridad. Es descrito como un ser humanoide pero sin piel, completamente un esqueleto con cabellera negra con ojos estelares y cubierto con huesos de otros humanos. Está relacionado con las arañas, murciélagos y búhos.
El manuscrito mesoamericano conocido como Códice Borgia lo describe como un ser que carga a sus espaldas un sol negro que representa el sol de los muertos, y se la asocia con la muerte. De acuerdo al calendario adivinatorio, Mictlantecuhtli es el patrón del Día del Perro.
Mitclán, como se mencionó, es el casa donde habita Mictlantecuhtli y para llegar a él, solo en la muerte, es descender a nueve niveles inferiores de la tierra y ahí van las almas de aquellos hombres que encontraron la muerte de forma natural. Cabe mencionar que el destino del alma no depende de sus acciones, como en el caso del cristianismo que el comportamiento influye en el destino del espíritu, en cambio era la forma de muerte que encontraban.
Sobre su comportamiento, a parte de que es una deidad, no está determinado como un ser benevolente o como un ser de maldad, como suele suceder en otras mitologías politeístas, como el señor del Mictlán, no castiga o perturba a la humanidad, en cambio en la cultura Anáhuac, Mictlantecuhtli es descrito como antagonista de Quetzalcoatl cuando éste viaja al Mictlán para buscar restos óseos de generaciones pasadas para construir al hombre. El Mictlán es descrito como un lugar lleno de alimañas y bajo las órdenes de Mictlantecuhtli impiden que encuentre los restos. Por lo tanto, en este relato, se puede interpretar como Mictlantecuhtli es enemigo de la humanidad. Sin embargo, en los otros mitos mas bien es un ser ambivalente.
No es el único que reina el inframundo, ya que en las creencias prehispánicas el inframundo se compone de nueve niveles y en cada nivel existe una deidad que impera en aquella región. Mictlantecuhtli sería el último y señor del Mictlán (que sería interesante la propuesta el paralelismo que asemeja con el Hades de los Griegos).
Al igual que a las otras deidades, se le debía realizar ofrendas junto con su esposa. Para esto, al difunto se le enterraba con objetos valiosos que debía entregar a ambas deidades en el inframundo. Mientras tanto algunos indígenas rendían culto ofreciendo carne humana en vasijas llenas de sangre en templos consagrados a Mictlantecuhtli.
Mitclán, como se mencionó, es el casa donde habita Mictlantecuhtli y para llegar a él, solo en la muerte, es descender a nueve niveles inferiores de la tierra y ahí van las almas de aquellos hombres que encontraron la muerte de forma natural. Cabe mencionar que el destino del alma no depende de sus acciones, como en el caso del cristianismo que el comportamiento influye en el destino del espíritu, en cambio era la forma de muerte que encontraban.
Sobre su comportamiento, a parte de que es una deidad, no está determinado como un ser benevolente o como un ser de maldad, como suele suceder en otras mitologías politeístas, como el señor del Mictlán, no castiga o perturba a la humanidad, en cambio en la cultura Anáhuac, Mictlantecuhtli es descrito como antagonista de Quetzalcoatl cuando éste viaja al Mictlán para buscar restos óseos de generaciones pasadas para construir al hombre. El Mictlán es descrito como un lugar lleno de alimañas y bajo las órdenes de Mictlantecuhtli impiden que encuentre los restos. Por lo tanto, en este relato, se puede interpretar como Mictlantecuhtli es enemigo de la humanidad. Sin embargo, en los otros mitos mas bien es un ser ambivalente.
No es el único que reina el inframundo, ya que en las creencias prehispánicas el inframundo se compone de nueve niveles y en cada nivel existe una deidad que impera en aquella región. Mictlantecuhtli sería el último y señor del Mictlán (que sería interesante la propuesta el paralelismo que asemeja con el Hades de los Griegos).
Al igual que a las otras deidades, se le debía realizar ofrendas junto con su esposa. Para esto, al difunto se le enterraba con objetos valiosos que debía entregar a ambas deidades en el inframundo. Mientras tanto algunos indígenas rendían culto ofreciendo carne humana en vasijas llenas de sangre en templos consagrados a Mictlantecuhtli.
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