En México, como parte del folclor es común escuchar leyendas que han prevalecido a lo largo del tiempo, algunas con sus variantes y múltiples orígenes, pero la mayoría coincide con una imagen que forma parte del imaginario colectivo. Así como la famosa leyenda fantasmagórica de la "Llorona" (que ha traspasado fronteras), el Charro Negro, los Nahuales, etc, se cuenta, de boca en boca, una aparición fantasmal que encierra misterio y enigmas.
El "Catrín" aquel personaje que aparece en el juego de la lotería no se trata únicamente de una simple imagen, representa uno de los miedos más arraigados en la cultura mexicana. El famoso fantasma del Catrín es común escucharla en zonas rurales, se describe a un hombre con vestimenta elegante, pero se trata de prendas muy antiguas, muy al estilo de un aristócrata o de un dandy francés o inglés del siglo XIX: una chaqueta ajustada que termina en una cola bipartida, su corbata, guantes blancos, y su rostro destaca un fino bigote delgado. En algunas narraciones se relata que lleva puesto un sombrero de bombín, otros un sombrero de ala ancha que impide contemplar su rostro. A veces lleva un bastón.
Una de las principales versiones de los encuentros sobrenaturales narra que este misterioso caballero. Elegante, aparece en zonas urbanas o zonas aisladas de la civilización y al momento de hallarlo uno puede reaccionar con desconcierto, pues ¿de dónde ha salido un hombre tan elegante en medio de un lugar desolado? Un hombre de tal vestimenta debería estar en una fiesta de gala, rodeado de la gente de mayor alcurnia, bebiendo margaritas, o coñac, pero no en medio de la nada en una terracería, de los llanos o las rancherías. Es inusual verlo en zonas urbanas, aunque no imposible, aunque es más escalofriante la idea de encontrarse a alguien así en un lugar apartado a comparación de un lugar concurrido.
Sin embargo, jamás pero jamás de los jamaces le ofrezcas lumbre o un cigarro, aquel hombre elegante suele pedir cigarrillos o que le arrimes lumbre con un encendedor. Si cometes el error de hacerlo, el pequeño resplandor revelerá unos ojos anormales, los ojos que demuestran su verdadera identidad.
Ante todo esto, ¿quién es en realidad el catrín? Algunos refieren, y con mucho temor, que en realidad se trata del mismo Demonio, en busca de almas ingenuas. Lo intrigante es ¿de dónde proviene? ¿En dónde nació esta leyenda? ¿Por qué a comparación de otras leyendas no tiene un punto de origen?
El Catrín del Barrio de San Juan
Con base a lo que investigué en libros de leyendas, al parecer el catrín tiene distintas versiones que varían de acuerdo a la región. La principal surge en el Barrio de San Juan de Dios, en León Guanajuato, lugar donde nació "la Guacamaya" un platillo que consiste en un bolillo duro de carne de cerdo con aguacate. De manera confusa, la leyenda se ubica entre la tercera y cuarta década del siglo XX cuando un joven millonario se vino a instalar al Barrio de San Juan de Dios. El joven siempre iba muy bien vestido y parecido por lo que pronto fue conocido como, por la gente del Barrio, "El Catrín". Este joven se enamoró de una chica que era de clase baja, y claro la familia estaba a favor, mas por interés económico que por el interés del amor de su hija. Pero no todo es miel sobre hojuelas, aquella relación era un tormento, él la celaba, se volvía loco si otro hombre la volteaba a ver, y la acusaba de provocar el deseo en otros. ¿Qué podía hacer ella, si su propia familia los quería juntos por conveniencia?
Hasta que finalmente se presentó el mismo demonio en el catrín, la asesinó cuando ella se negó a desposarse cuando él se declaró frente a la parroquia, cerca del "Jardín de los novios" una hermosa fuente rodeada de flores y se convirtió en escena de un crimen. A consecuencia de aquel acto de aberración, el alma en pena del Catrín recorre las jardineras que solía frecuentar en compañía de su novia. Está condenado a vagar, y su fantasma se manifiesta con su elegante traje cerca del Jardín de los novios, y los habitantes del Barrio de San Juan evita transitar cerca de ahí, a no ser que se encuentren con el Catrín.
El Catrín del Panteón de Belén
En la ciudad de Guadalajara también existe la versión propia del Catrín, esta se origina en el famoso panteón de Belén, anteriormente conocido como Panteón de Santa Paula, ubicado en pleno centro histórico de la ciudad. La tumba de los Arévalo tiene algo que ver con esta leyenda, sino es que mucha relación. En realidad se trata de un pequeño mausoleo estilo francés situada cerca de la cúpula donde estaban enterrados los Hombres Ilustres (actualmente situados en la Rotonda, en avenida Alcalde), donde cuelga el retrato de la Virgen de Guadalupe y hay cartas de baraja en el suelo. Ahí están los restos de un miembro de la familia Arévalo con tendencias de ludopatía en el siglo XIX. El joven gustaba de apostar hasta que murió de forma misteriosa. Después de que sus restos fueran depositados en el mausoleo, el sepulturero advertía la presencia de un hombre muy elegante que recorría a pie las tumbas. Su recorrido finalizaba cerca del mausoleo de los Arévalo.
El sepulturero se estremeció al descubrir que el catrín desparecía en la puerta.
De esta misma leyenda se conoce una segunda versión: el sepulturero seguía a un catrín que merodeaba entre las tumbas. Cuando el elegante hombre se detenía frente al mausoleo, le pedía al empleado que le ayudara a retirar el cuadro de la virgen de Guadalupe, y el pobre hombre casi enloquecía cuando descubrió como a este misterioso catrín le brillaban los ojos y su mano no era más que una garra.
Aquel catrín se trataba del Demonio, que necesitaba entrar al mausoleo para llevarse el alma del apostador, ya que éste había pactado con Lucifer para ganar una apuesta, pero algo salió mal y fue asesinado. Ahora el Diablo venía a cobrarse el alma y no podía si se encontraba la Virgen de Guadalupe. Otros dicen que en realidad es el fantasma del apostador, aún no encuentra el descanso.
El Catrín de Guanajuato
La tercera versión es el catrín endemoniado que invitó a un grupo de mariachis a tocar a una fiesta privada en una lujosa mansión, en Guanajuato. Tentados por la buena paga que ofreció el catrín, siguieron las indicaciones para llegar a la dirección. Se trataba de una lujosa hacienda nunca antes vista. La fiesta iniciaba a medianoche. El catrín solicitó a los músicos tocar en una habitación contigua a la sala, al parecer nadie debía verlos o mejor dicho ellos no debían ver a los invitados. Impulsado por la curiosidad, uno de los integrantes se atrevió a romper el trato y se asomó, de repente advirtió a sus compañeros a hacer lo mismo y todos contemplaron horrorizados a los invitados. Ninguno de ellos tocaba el piso, sino que flotaban al tiempo que bailaban con sus respectivas parejas, todos ellos tenían pezuñas en vez de pies y sus ojos rasgaban la oscuridad con resplandor rojo.
Una de las mujeres se aproximó a los músicos y fue reconocida como la hermana fallecida de uno de los integrantes. Ella les advirtió que deberían huir de ahí, estaban tocando ¡en el mismo infierno!
Cuando ellos lograron escapar se percataron que en vez de la hacienda, se trataba de los restos de un edificio demolido. Con esta leyenda se insinúa que el catrín era la representación del Maligno, que toma forma humana y engaña a los incautos.
Bueno estas son algunas versiones del catrín: un fantasma condenado a causa de haber asesinado al amor de su vida, un demonio que viene a cobrar la deuda o posiblemente el fantasma de un apostador.
Aunque no conozca cuál versión es la más atinada, lo cierto es que el Catrín es una criatura que forma parte de nuestra cultura e imaginario mexicano.
Una de las principales versiones de los encuentros sobrenaturales narra que este misterioso caballero. Elegante, aparece en zonas urbanas o zonas aisladas de la civilización y al momento de hallarlo uno puede reaccionar con desconcierto, pues ¿de dónde ha salido un hombre tan elegante en medio de un lugar desolado? Un hombre de tal vestimenta debería estar en una fiesta de gala, rodeado de la gente de mayor alcurnia, bebiendo margaritas, o coñac, pero no en medio de la nada en una terracería, de los llanos o las rancherías. Es inusual verlo en zonas urbanas, aunque no imposible, aunque es más escalofriante la idea de encontrarse a alguien así en un lugar apartado a comparación de un lugar concurrido.
Sin embargo, jamás pero jamás de los jamaces le ofrezcas lumbre o un cigarro, aquel hombre elegante suele pedir cigarrillos o que le arrimes lumbre con un encendedor. Si cometes el error de hacerlo, el pequeño resplandor revelerá unos ojos anormales, los ojos que demuestran su verdadera identidad.
Ante todo esto, ¿quién es en realidad el catrín? Algunos refieren, y con mucho temor, que en realidad se trata del mismo Demonio, en busca de almas ingenuas. Lo intrigante es ¿de dónde proviene? ¿En dónde nació esta leyenda? ¿Por qué a comparación de otras leyendas no tiene un punto de origen?
El Catrín del Barrio de San Juan
Con base a lo que investigué en libros de leyendas, al parecer el catrín tiene distintas versiones que varían de acuerdo a la región. La principal surge en el Barrio de San Juan de Dios, en León Guanajuato, lugar donde nació "la Guacamaya" un platillo que consiste en un bolillo duro de carne de cerdo con aguacate. De manera confusa, la leyenda se ubica entre la tercera y cuarta década del siglo XX cuando un joven millonario se vino a instalar al Barrio de San Juan de Dios. El joven siempre iba muy bien vestido y parecido por lo que pronto fue conocido como, por la gente del Barrio, "El Catrín". Este joven se enamoró de una chica que era de clase baja, y claro la familia estaba a favor, mas por interés económico que por el interés del amor de su hija. Pero no todo es miel sobre hojuelas, aquella relación era un tormento, él la celaba, se volvía loco si otro hombre la volteaba a ver, y la acusaba de provocar el deseo en otros. ¿Qué podía hacer ella, si su propia familia los quería juntos por conveniencia?
Hasta que finalmente se presentó el mismo demonio en el catrín, la asesinó cuando ella se negó a desposarse cuando él se declaró frente a la parroquia, cerca del "Jardín de los novios" una hermosa fuente rodeada de flores y se convirtió en escena de un crimen. A consecuencia de aquel acto de aberración, el alma en pena del Catrín recorre las jardineras que solía frecuentar en compañía de su novia. Está condenado a vagar, y su fantasma se manifiesta con su elegante traje cerca del Jardín de los novios, y los habitantes del Barrio de San Juan evita transitar cerca de ahí, a no ser que se encuentren con el Catrín.
El Catrín del Panteón de Belén
En la ciudad de Guadalajara también existe la versión propia del Catrín, esta se origina en el famoso panteón de Belén, anteriormente conocido como Panteón de Santa Paula, ubicado en pleno centro histórico de la ciudad. La tumba de los Arévalo tiene algo que ver con esta leyenda, sino es que mucha relación. En realidad se trata de un pequeño mausoleo estilo francés situada cerca de la cúpula donde estaban enterrados los Hombres Ilustres (actualmente situados en la Rotonda, en avenida Alcalde), donde cuelga el retrato de la Virgen de Guadalupe y hay cartas de baraja en el suelo. Ahí están los restos de un miembro de la familia Arévalo con tendencias de ludopatía en el siglo XIX. El joven gustaba de apostar hasta que murió de forma misteriosa. Después de que sus restos fueran depositados en el mausoleo, el sepulturero advertía la presencia de un hombre muy elegante que recorría a pie las tumbas. Su recorrido finalizaba cerca del mausoleo de los Arévalo.
El sepulturero se estremeció al descubrir que el catrín desparecía en la puerta.
De esta misma leyenda se conoce una segunda versión: el sepulturero seguía a un catrín que merodeaba entre las tumbas. Cuando el elegante hombre se detenía frente al mausoleo, le pedía al empleado que le ayudara a retirar el cuadro de la virgen de Guadalupe, y el pobre hombre casi enloquecía cuando descubrió como a este misterioso catrín le brillaban los ojos y su mano no era más que una garra.
Aquel catrín se trataba del Demonio, que necesitaba entrar al mausoleo para llevarse el alma del apostador, ya que éste había pactado con Lucifer para ganar una apuesta, pero algo salió mal y fue asesinado. Ahora el Diablo venía a cobrarse el alma y no podía si se encontraba la Virgen de Guadalupe. Otros dicen que en realidad es el fantasma del apostador, aún no encuentra el descanso.
El Catrín de Guanajuato
La tercera versión es el catrín endemoniado que invitó a un grupo de mariachis a tocar a una fiesta privada en una lujosa mansión, en Guanajuato. Tentados por la buena paga que ofreció el catrín, siguieron las indicaciones para llegar a la dirección. Se trataba de una lujosa hacienda nunca antes vista. La fiesta iniciaba a medianoche. El catrín solicitó a los músicos tocar en una habitación contigua a la sala, al parecer nadie debía verlos o mejor dicho ellos no debían ver a los invitados. Impulsado por la curiosidad, uno de los integrantes se atrevió a romper el trato y se asomó, de repente advirtió a sus compañeros a hacer lo mismo y todos contemplaron horrorizados a los invitados. Ninguno de ellos tocaba el piso, sino que flotaban al tiempo que bailaban con sus respectivas parejas, todos ellos tenían pezuñas en vez de pies y sus ojos rasgaban la oscuridad con resplandor rojo.
Una de las mujeres se aproximó a los músicos y fue reconocida como la hermana fallecida de uno de los integrantes. Ella les advirtió que deberían huir de ahí, estaban tocando ¡en el mismo infierno!
Cuando ellos lograron escapar se percataron que en vez de la hacienda, se trataba de los restos de un edificio demolido. Con esta leyenda se insinúa que el catrín era la representación del Maligno, que toma forma humana y engaña a los incautos.
Bueno estas son algunas versiones del catrín: un fantasma condenado a causa de haber asesinado al amor de su vida, un demonio que viene a cobrar la deuda o posiblemente el fantasma de un apostador.
Aunque no conozca cuál versión es la más atinada, lo cierto es que el Catrín es una criatura que forma parte de nuestra cultura e imaginario mexicano.
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