Unos extraños ruidos provenían del ataúd, en el mismo donde había sido velado el cadáver del brujo de la colonia Obregón... nadie se imaginaría que algo estaba sucediendo en el interior del ataúd, algo que les arrebataría el aliento a los presentes.
Ocurrió en la calle 20 de enero en la década de los 90's, y en aquel velorio no había familiares o amistades que lloraran al solitario difunto en espera de su misa de velación, un difunto al que nadie visitó y nadie fue a orar. A pesar del lúgubre escenario, generaba un poco de tristeza ver solo a un difunto, como si los familiares se hubieran olvidado por completo a aquel infeliz, si era únicamente un joven. Quizás nadie podría soportar estar en una situación, ni en la muerte recordarían al joven. Solo los empleados de la funeraria estaban en el lugar, haciendo sus labores cuando escucharon un extraño ruido que provenía de la caja mortuoria, al tiempo que un diabólico aroma envolvía la estancia.
Cuando los empleados se dirigieron a la sala de velación descubrieron un infernal incendio devorando a su paso pero en especial el ataúd solitario. Los empleados consiguieron llamar a los bomberos y apagar el incendio.
Ellos se preguntaban ¿de dónde salió el fuego? No había evidencia de que fuera producido por un corto circuito, tampoco los enormes cirios ya que no estaban cerca de las cortinas púrpuras o la corona de flores. ¿Qué produjo el incendio? Nadie lo sabe y tampoco lo pueden explicar. El fuego chamuscó al difunto, como si no tuviera suficiente con el hecho de que nadie se acordó de él. Qué familiares tan fríos el haber dejado solo al joven. También uno puede pensar ¿qué hizo aquel joven para que nadie fuera a verlo?
Gente cercano sabían la razón, no había sido olvidado sino mas bien le temían. Aquel joven era en realidad un brujo que se dedicaba a hacer "trabajos" de magia negra y era originario de San Francisco del Rincón. Había dañado a mucha gente, incluso se rumoraba que había provocado la muerte de unos cuántos. Pero él no tenía la culpa, quién pudiera pagar el precio se cumplía "el favor". Así es, los verdaderos asesinos eran aquellos que lo deseaban, el joven brujo era solo un intermediario.
Hubo quien mencionara que el mismísimo diablo asistió al velorio para llevarse al joven brujo. La leyenda cuenta que si alguien ha realizado un pacto mefistofélico no debe ser sepultado en tierra santa, y que el alma al estar comprometida, el cuerpo también es propiedad de Luzbel así que tampoco debería orar por él. Si así fuera, Lucifer vendría por el cuerpo. Eso tuvo qué haber sucedido, ¿no? Satanás regresó por el joven y provocó el incendio. Nadie lo sabe, como tampoco se tiene una respuesta sobre el incendio. Seguiría siendo un misterio.
El joven fue sepultado y no ocurrió nada más, al menos eso creían... de repente la funeraria, a pesar de haber sido restaurada en su totalidad, los vecinos procuraban mejor evitar pasar por ahí. Los servicios funerarios disminuyeron, ya nadie quería solicitar las salas de velación, mucho menos en aquella donde el joven fue reclamado por Lucifer. Los empleados no solo sufrían por la pérdida de las ganancias, también por lo que noche a noche acontecía en la funeraria, en especial aquella sala de velación donde se había incendiado.
El joven fue sepultado y no ocurrió nada más, al menos eso creían... de repente la funeraria, a pesar de haber sido restaurada en su totalidad, los vecinos procuraban mejor evitar pasar por ahí. Los servicios funerarios disminuyeron, ya nadie quería solicitar las salas de velación, mucho menos en aquella donde el joven fue reclamado por Lucifer. Los empleados no solo sufrían por la pérdida de las ganancias, también por lo que noche a noche acontecía en la funeraria, en especial aquella sala de velación donde se había incendiado.
Cuando debían pasar cerca de ahí, y digo "debían" porque en realidad no querían, alcanzaban a percibir con el rabillo del ojo una sombra de alguna persona que se proyectaba con las luces, pero al ingresar a la sala no había nada. Había ocasiones en que los focos aparecían encendidos, lo que provocaba que los empleados se acusaran mutuamente en haber dejado las luces encendidas. Pero eso no fue nada comparado cuando al salir del último turno, y antes de cerrar, escucharon un largo y profundo quejido que provenía, precisamente, de aquella sala de velación. Al creer que dejarían a alguien encerrado, regresaron y abrieron la sala para solo hallarse solo ellos dos, al tiempo que un aroma a flores invadía sus narices.
Ese fue el colmo y optaron por recurrir a los servicios religiosos de sacerdotes y bendecir la funeraria.
En la actualidad, el establecimiento permanece cerrado e incluso solo es un edificio abandonado que pasa desapercibido por la gente aunque resalta de las demás casas por su abandono y evidente descuido, era un cadáver en comparación de las otras viviendas, con su fachada desgastada como si fuera piel reventada mostrando el esqueleto con rastros de suciedad. Los empleados estaban seguros que todo esto ocurrió desde la velación del joven brujo y se pensaba que era una posibilidad de que el mismo Luzbel estuvo presente en la velación.
Comentarios
Publicar un comentario