¿A dónde ir cuando el hogar es más peligroso que el exterior? ¿Cómo es el Horror que está prohibido ver?
Buenas noches, criaturas de la noche. Volvemos en acción con nuestras reseñas fílmicas. En esta ocasión tenemos lista el análisis y recomendación de la película "El Páramo", que se estrenó este fin de semana en la plataforma de Netflix.
Dirigida por David Casademunt, la historia se sitúa en el España del siglo XIX en plena guerra. El país se ha convertido en escenario de rapiña llena de violencia a consecuencia del conflicto bélico, obligando a algunos civiles a vivir en lugares apartados. Esta es la historia de una familia que vive a partada y aislada, en un Páramo delimitada por póster. Ninguno de los miembros de la familia debe traspasar los límites, es el mandato del padre. Pero un día éste debe partir, por lo que madre e hijo quedan solos a merced de la diabólica presencia de un ser al que simplemente es nombrado como "La Bestia".
Una historia con recursos físicos delimitados pero que nos ofrece una ambientación psicológica perturbadora y en ocasiones claustrofobica, pues el monstruo no es la única amenaza, más allá de los límites acecha el peligro y por si fuera poco, la cordura, el hambre y la zozobra comienzan a germinar en la madre que poco a poco se volverá también un riesgo para el pequeño Diego.
La película nos habla sobre los recursos que disponemos ante el abandono de la figura protectora. Pues en la película, la función paterna pareciera delimitarse a proteger del exterior a la familia, aunque queda fuera de la dinámica de ésta como miembro activo. Ante la ausencia de esta protección, llega el derrumbe psicológico hasta rayar a lo patológico. En el lugar del padre queda la Bestia, ese ser que se alimenta del miedo ajeno y sin la necesidad de una presencia física perturba con sólo nombrarlo.
La película pareciera mostrar una metáfora de crecimiento personal, pues cuando está ausente aquel que nos brindaba protección y el lugar ya no es un lugar seguro, no queda más remedio que enfrentar nuestros propios límites y tomar el riesgo de traspasar los bordes.
En cuanto a narrativa de horror, hay momentos de tensión como la escena del juego de vaso atado a un hilo y el acechar constante de la criatura. Sin embargo la figura del monstruo, como tal, fracasa sin generar ninguna sorpresa. Pero las actuaciones de la madre e hijo logran cautivar y en especial la evolución del niño y el retroceso de la madre.
Calificamos un 4/5 la película. Disfrútenla, criaturas de la noche
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