El Cura sin Cabeza


Al sonar las campanadas de la media noche, se le verá caminar en el atrio de las parroquias, una sombra perteneciente a la de un sacerdote. Algunas personas lo describen con un hábito religioso, otros con un hábito de la orden de los franciscanos y encapuchado. Cuando las personas están muy próximas a él, pueden percatarse que en su cuello no existe cabeza alguna. Todo este tiempo se ha tratado de un cuerpo decapitado y deambulando cerca de la iglesia. A veces se le ve rezar, otras solo caminar. A pesar de su macabra apariencia, este espectro es inofensivo, es decir, no ha dañado intencionalmente a las personas, excepto generar terror a los testigos.

Lo cierto es que este espectro no es exclusivo de una ciudad o país.

Sus avistamientos se han extendido en toda América Latina. De acuerdo con la región, es la versión existente de este espectro que se narra entre los pobladores. A pesar de que la leyenda del cura sin cabeza se ha propagado en distintos países de América Latina, no es muy conocida entre los pobladores.

Independientemente de las tantas versiones de las apariciones de este fantasma, parece ser que se puede ubicar su origen en la historia de la Provincia de Nicaragua, en el siglo XVI. Fray Antonio de Valdivieso fue un sacerdote ordenado como obispo, por el rey Carlos V, durante la época de la colonización en América.

Fue asignado a visitar el municipio de León, en Nicaragua en 1545. A su llegada se mostró indignado por el trato que las autoridades les daban a los indígenas. Los malos tratos, la explotación y las muertes de indígenas eran constantes, hasta que Fray Antonio de Valdivieso se reunió con los obispos Bartolomé de las Casas y Francisco Marroquín para organizar medidas de defensa para los indígenas. Redactó una carta, con ayuda de Bartolome de las Casas, dirigida a la Corona para exponer la situación. Valdivieso señalaba al gobernador Rodrigo de Contreras y a su esposa María de Peñalosa de ser los responsables de la explotación indígena en León, Nicaragua.

Cinco años más tarde, en 1550. Fue miércoles de ceniza, 26 de febrero, cuando Hernando de Contreras (conquistador español) y Juan Bermejo se unieron para asesinar al obispo. Fray Antonio intentó escapar, pero fue asesinado a puñaladas. Antes de morir, logró confesar y rezar dos veces el credo con Fray Alonso de Montenegro.

Según palabras del religioso Vázquez de Espinosa, con la muerte de Fray Antonio de Valdivieso, el lugar quedó maldito. Menciona una plaga, amenazas del volcán, ya que hubo un crimen sacrílego.

Fray Antonio de Valdivieso fue beatificado 450 años después.

De manera hipotética, se ha atribuido la muerte de este sacerdote como el origen de la leyenda del cura sin cabeza. Aunque hay huecos que nos deja pensando la imposibilidad de correlacionarlo, pues en la historia verídica de Fray Antonio de Valdivieso, no se comenta que haya sido decapitado, además en algunas leyendas, el cura sin cabeza pide que oren por él. De acuerdo con las historias de fantasmas, un alma en pena está atada al mundo de los vivos por una condena o un pendiente. Fray Antonio de Valdivieso carecía de motivos para penar, su objetivo al llegar a León, Nicaragua, era frenar la violencia que sufrían los indígenas. Aunque este cometido no se cumplió, (tras su muerte continuó la misma problemática) parece no tener relación con el penar, tomando en cuenta los escenarios donde suele aparecerse que son parroquias.

Sin embargo, la autora Milagros Palma piensa en la aparición del cura sin cabeza con el asesinato de Fray Antonio de Valdivieso. Su espectro tiene un significado con el compromiso que estableció en León, Nicaragua, de proteger a los indígenas. Al no ver satisfecha esta misión, el espectro acéfalo representa al pueblo de León que perdió a un guía, pues él era “la cabeza” de su pueblo, guiaría a los indígenas a tener mejores condiciones de vida. Su espectro es el crimen del estado contra los defensores de las comunidades que han sido explotadas.

Ahora veamos las diferentes leyendas que hay acerca de este espectro acéfalo.

·         Guatemala: las apariciones del cura sin cabeza son más comunes en las iglesias viejas como La Merced, Santo Domingo, Catedral y San Francisco. Se describe al espectro como un sacerdote con hábito negro y estola. Su apariencia no es nítida y levita, dirigiéndose a un punto en específico de estos lugares. También se suele manifestar en los caminos. Los arrieros, en este caso, son los principales testigos.

·         Nicaragua: los habitantes de la ciudad de León, Nicaragua, atribuye las apariciones del cura acéfalo al origen de la leyenda de Fray Antonio de Valdivieso, asesinado por Bermejo en el siglo XVI, siendo el primer crimen sacrílego en aquella región registrada en documentos. A pesar de que la leyenda original no explica una decapitación, algunas versiones cambian de que Fray Valdivieso lo cercenaron a las orillas del lago Xolotlán, su cabeza rodó cayendo a las aguas. Los indígenas, a los que tanto protegió el Fray, fueron los primeros testigos en presenciar “un bulto negro que se pierde en la oscuridad”. De acuerdo con el escritor Rolando Mendoza (2007), su cabeza se perdió en las calles de León. Sus apariciones son frecuentes en los túneles que conectan con el sótano de la catedral de León. Suele aparecerse a las personas trasnochadoras, para esto no muestra el cuello decapitado, sino que lo cubre con una capucha sin dar la cara. Invita a los trasnochadores a presenciar una misa en latín en la catedral. Al finalizar la misa, el cura revela su capucha aterrorizando a los presentes la ausencia de cabeza.

·         México: en el caso de México, podemos identificar que el origen de la leyenda parte en Tonalá, Jalisco. De acuerdo con el escritor y profesor Raúl Hurtado (2009), la aparición del cura decapitado surge en el centro de Tonalá, en época de la guerra cristera (1926-1929). Un sacerdote, oposicionista de la Ley Calles, fue ejecutado en la calle Pedro Moreno. Los soldados lo condujeron ante un árbol centenario situado en aquel sitio y procedieron ahorcarlo, indiferentes antes las quejas y reclamos de los pobladores. Según se cuenta las apariciones del cura acéfalo se deben a este sacerdote ejecutado injustamente. Las historias de los encuentros con este sacerdote son frecuentes al exterior de la Parroquia de Santiago Apóstol, a la altura de un centro educativo infantil. Cabe mencionar que las ejecuciones de representantes de la iglesia católica, durante la guerra de los cristeros, se debían a la prohibición de la manifestación pública de la fe católica. Algunos agrarios aprovecharon ley para conseguir los terrenos de las haciendas que correspondían con tratos con hacendados, y que los nuevos propietarios se negaban a ceder.

 

La aparición de un cura sin cabeza, retomando la interpretación de Milagros Palma, guarda un significado simbólico con el pueblo. Por ejemplo, en la leyenda tonalteca, un sacerdote no solo es un líder espiritual, representa también una autoridad para los habitantes de una comunidad religiosa, pues es el intermediario entre Dios y las personas. El hecho de no tener cabeza es como perder “la cabeza” que guía a los pobladores, a su líder espiritual. Su fantasma es el recordatorio de un crimen en contra de los líderes de una comunidad, una herida abierta en la historia donde se aprovechó de una ley para apropiarse de tierras sin importar el derramamiento de sangre ajena. 

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