La ciudad de Signa, también conocida como "La ciudad de la Paja" se trata de una provincia de Florencia, caracterizada por la producción de sombreros de paja gracias a la cosecha de su maíz y que este material lo exhiben en un museo. El 21 de agosto de 1968, la tranquilidad de Signa se pertubó por el descubrimiento de un terrible homicidio dentro de un auto: una pareja fue acribillada, lo peor es que había un pequeño testigo de seis años que era hijo de la mujer identificada como Barbara Locci. El niño sobrevivió a la matanza o mejor dicho el asesino optó por no matarlo. Debido a su corta edad, no se pudo obtener un testimonio coherente, pues el menor refería que estaba dormido en el asiento de atrás. Las únicas pistas fueron las balas que correspondía a una Beretta calibre .22
El masculino era Antonio Lo Bianco, amante de Barbara por lo que la policía sospechó que se trató de un crimen pasional. Se procedió a arrestar a Stefano Mele, esposo de la víctima.
De acuerdo con la recreación de los hechos, el menor de edad dormía al tiempo que su madre y Antonio sostenían relaciones sexuales hasta que fueron sorprendidos por Stefano que los mató. Nunca se encontró el arma homicida, se tenía la sospecha de que el señor Mele se deshizo de ella. No importaba la pieza clave, detuvieron al asesino.
Pero nuevamente ocurriría un crimen con características similares, pero grotescas el 15 de septiembre de 1974, dejando la posibilidad de que Mele fuera inocente. Esta vez las víctimas fueron Steffania Pettini y Pasquale Gentilcore, asesinados en el interior de su auto cerca de Borgo San Lorenzo. De acuerdo al informe, la pareja tenía relaciones sexuales cuando fueron asaltados por el homicida con una Beretta calibre .22, la misma arma que arrebató la vida de Locci y Lo Bianco.
Pasquale murió rápidamente, por lo que se piensa que fue el primero en ser asesinado para dejar vulnerable a Steffania. Lo aterrador del homicidio fue la manera en que Pettini murió: fue sodomizada con una rama de vid. Sus piernas fueron acribilladas, quizás con la intención de que fuera más fácil para el criminal impedir que ella huyera. El cuerpo presentaba un total de 97 apuñaladas y las pertenencias de su bolso estaban por el suelo. Como se puede comprender, el asesinato de Pettini fue más brutal a comparación que el de su pareja.
El siguiente crimen ocurrió siete años después, el 6 de junio de 1981 cerca de la ciudad de Scandicci. Las víctimas eran, nuevamente, una pareja que tenía relaciones sexuales en su auto a la orilla de la carretera. El asesino incrementó su nivel de sadismo, ahora recurrió a la amputación de un órgano, mutiló la vagina de Carmela Di Nuccio, según el informe, con un cuchillo de buceo. Al igual que los asesinatos anteriores, el arma de fuego sería una Beretta calibre .22. No hubo testigos ni nada que pudiera aportar a la identidad del asesinato.
Solo trasncurrieron 4 meses cuando el 23 de octubre apareció una nueva pareja víctima del Monstruo, como se le nombró en medios de comunicación al autor de los homicidios. Los cuerpos fueron localizados en su auto en un parque cerca de la ciudad de Calenzano. Habían sido acribillados y el cuerpo de la fémina le habían mutilado los genitales. Los asesinatos eran similares pero en diferentes puntos, usualmente en carreteras cercanas a ciudades de Florencia.
Las autoridades estaban en jaque, buscaban al responsable y cualquier sospechoso era de inmediato aprehendido, y aún así ocurrían los crimenes. Un año después, el 19 de junio de 1982, Paolo Mainardi y Antonella Migliorini viajaban en su auto para tener relaciones sexuales, cerca del poblado de Baccaiano di Montespertoli, cuando fueron sorprendidos por el Monstruo de Florencia. Mainardi intentó emprender la huida con su auto pero terminó estancado en una zanja. Esa fue la oportunidad adecuada para que el asesino atacara pero solo les disparó y no alcanzó a mutilar a la chica. Esta vez el asesino cometió un pequeño error que provocaría que casi lo capturaran: no se percató que Mainardi sobrevivió al ataque y pudo aportar información.
Las autoridades tenían otro dato para advertir a la población de evitar tener relaciones sexuales a las afueras de la ciudad, el asesino atacaba en noches de luna nueva y usualmente en fines de semana. En el verano de 1983 las ciudades de Florencia habían sido advertidas sobre las homicidios ejecutados por un asesino serial al que solo se le nombraba como el Monstruo de Florencia. En ese año ocurrió otro asesinato, la pareja en esta ocasión era de homosexuales originarios de Alemania: Wilhelm Friederich Horst Meyer y Jens Uwe. El Monstruo solo les disparó en el interior de su vehículo.
A pesar de las advertencias de las autoridades, los jóvenes continuaban con actividades sexuales en sus autos, poniéndose en riesgo a ser atacados por el Monstruo de Florencia. Parecía un especie de reto, pues lo prohibido atrae. Claudio Stefanacci y Pia Gilda se convirtieron en el siguiente objetivo del asesino. No conforme con mutilar el genital de Pia, el Monstruo le amputó un seno. Era un nuevo rasgo del asesino. Los cuerpos fueron hallados en el vehículo cerca de Vicchio di Mugello.
Por este rasgo se piensa que el nivel de violencia en el Monstruo de Florencia había incrementado, yal igual que los homicidios anteriores, la víctima fémenina era a la que más se descargaba el sadismo.
Entre el 7 y el 8 de septiembre de 1985, ocurrió el último asesinato registrado por el Monstruo. El escenario fue cerca de San Casciano Val di Pesa y las víctimas fueron los franceses Jean- Michel Kraveichvili y Nadine Mauriot. Ambos habían salido acampar, instalaron una tienda de campaña cuando fueron asaltados por el Monstruo de Florencia. Con la Beretta efectuó los disparos a la joven Nadine, mientras que Jean-Michel logró salir de la tienda y trató de huir sin éxito alguno, el homicida lo alcanzó y disparó también. Amputó el pecho de Nadine y ocultó los cuerpos en la tienda de campaña con la finalidad de retrasar la búsqueda. Esta pareja sería la segunda, junto con Wilhelm y Jens, en ser extranjeros asesinados por el Monstruo de Florencia.
Antes de desaparecer, el Monstruo envío el pecho mutilado de Nadine a la fiscal encargada del caso, a Silvia Della Monica. Ella recibió un paquete que contenía el resto humano. Este tipo de actos, en psicópatas, es considerado como un desafío y burla a la autoridad dejándolo ver como "incompetente" y no es de extrañar esto, pues durante el período de 1968 a 1985 nunca se pudo capturar al asesino, a pesar de que se contaba con el testimonio de una de las víctimas sobrevivientes. Uno de los principales conflictos para capturar al criminal era lo impredescible de los escenarios en donde pudiera atacar, solo se sabía que acechaba víctimas que estaban en solitarias carreteras que comunican en a las ciudades de Florencia, además no se tiene registro de que el Monstruo haya atacado en el mismo lugar.
Durante el período de los asesinatos, se tuvo una lista larga de sospechosos, uno tras otro capturado, pero ninguno reunía el perfil y tampoco se contaba con la evidencia sucifiente. Entre los sospechosos se halla Pietro Pacciani y sus "colaboradores". Pacciani contaba con antecedentes penales, tales como abuso sexual infantil y homicidio en primer grado. A los 26 años asesinó a un vendendor ambulante que se había acostado con su prometida y después violó a la joven. Cumplió una condena de 13 años, siendo liberado en 1964. Se casó y formó una familia, pero en 1987 fue acusado por violencia conyugal y en 1991 fue apresado por abusar sexualmente a sus hijas.
Pacciani parecía encajar con el perfil del Monstruo de Florencia, además en su domicilio encontraron balas calibre .22, que coincidía con la de los asesinatos. Las autoridades pensaron que habían atrapado al responsable. En el interrogatorio, obviamente negó los cargos hasta que se detuvo a los cómplices: Mario Vanni, Giancarlo Lotti y Fernando Pucci. Por falta de pruebas, Pacciani o el supuesto autor de los crimenes, había sido absuelto, pero nuevamente fue detenido y enjuicidado en 1996 tras la confesión de Lotti, afirmando que, en efecto, colaboró en la ejecución de los homicidios liderados por Pacciani.
Este último falleció en 1998 a causa de un infarto, o al menos eso fue lo que mencionó las autoridades, pues el reporte forense dictaminó que el cuerpo presentaban ingesta de medicamentos dejando la posibilidad de suicidio u homicidio...
Sin embargo el caso deja más interrogantes que respuestas conclusas, a pesar de que se tenía la sospecha de que la banda de Pacciani era la responsable de los asesinatos, no coincide algunos datos. Si bien, la distancia entre los lugares de los homicidios da a pensar que fue ejecutada por más personas, Pacciani se muestra ser más impulsivo, pues su primer homicidio fue fácil dar con él, a comparación de los crimenes del monstruo del que no se tenía evidencia como huellas u objetos que delataran la identidad del asesino, suena más a crimenes bien ejecutados y planeados. Para esto, el Dr. Giuliano Menigni, fiscal de Perugia, Italia, relacionó los homicidios con el Médico gastroenterológo Francesco Narducci. De acuerdo con su versión, los homicidios eran realidad crimenes-rituales pagados por el médico que pertenecía a un culto satánico, además de ser parte de las familias más adineradas de Perugia. La muerte de este médico coincide con el cese de las muertes (1985).
Aunque existe evidencia en la ausencia de la participación de los crimenes en Florencia, por ejemplo los asesinatos cometidos en Calenzano fue en las mismas fechas en que el Dr. Narducci se hallaba de viaje a Philadelfia, Estados Unidos. Por eso se cree que el médico pudo haber financiado los crimenes.
ANÁLISIS DEL CASO
Es cierto que aún permanece en incertidumbre la verdadera identidad del autor de los asesinatos en Florencia, por lo que solo se analizará la forma de los asesinatos para conjeturar el móvil de estos y reflexionar sobre la violencia expresada.
-Las ejecuciones tenían lugar en carreteras, usualmente en autos de las víctimas: esto nos indica que el asesino conocía parte de estos lugares para saber cómo emboscarlos y obviamente usar auto para desplazarse y ocultarse. En relación a que participaron más asesinos, pudiera ser viable la versión, pues la distancia entre los escenarios de los crimenes no es extensa pero se requiere de conocer a la perfección el lugar para los ataques. Teniendo, como de preferencia, carreteras que comunican a las ciudades de Florencia, lo que esto indica que los homicidios eran planeados estratégicamente.
- Las víctimas eran jóvenes parejas que tenían relaciones sexuales en lugares aislados pero públicos: este acto pareciera de un impulso exbihicionista que casualmente atrae a otro que espía pero que no se limita a solo ver, sino a irrumpir con un acto violento como lo es el homicidio. Esto se relaciona con la "escena primaria", fantasía violenta que surge a partir del primer encuentro sexual de una pareja en la infancia, pues el infante supone el acto sexual como algo violento, en la cual se puede identificar con el agresor.
-La muerte del masculino es más rápida a diferencia de la fémina que era más sádico: el homicida no se limitaba con matar, también mutilar los genitales de la mujer y el pecho, partes del cuerpo que corresponden a zonas erógenas. El hecho de arrancarlas nos pudiera indicar un deseo patológico de tenerlas y al mismo tiempo un odio sádico dirigido hacia la mujer que sostiene relaciones sexuales, un crimen más misogino. Claro, la muerte de la pareja masculina no se puede eludir, pero sus muertes eran más rápidas, sin tanta violencia. Esto nos deja pensando en la posibilidad de que el homicida o los homicidas tenían más por objetivo hacia la mujer que al hombre. En el caso de la pareja homosexual, Meyer y Uwe, parece un homicidio mal ejecutado, ¿por qué? Las víctimas del Monstruo de Florencia son heterosexuales, en cambio a los amantes alemanes pareciera estar fuera el objetivo de este homicida. Conjeturamos que su asesinato corresponde más a un acto de homofobia, pero no del Monstruo de Florencia, sino un copycat que pudo haberse aprovechado de la situación para externalizar su odio.
-Enviar un fragmento del cuerpo a la Fiscal: es un desafío a la autoridad y al mismo tiempo una burla por no atrapar al autor de los crimenes de Florencia, como diciendo "estoy frente a tus narices y aun así no puedes verme". Curiosamente este acto fue el último antes de que desapareciera el Monstruo de Florencia. ¿Sería acaso más un acto de despedida que una de burla?
CONCLUSIÓN:
Los asesinatos de Florencia nos motiva a pensar en un acto de envidia inconsciente, envidia por poseer las partes erógenas del cuerpo fémenino como "castigo" a la mujer por tener relaciones sexuales en un lugar público pero aislado. Un acto sexual que incita a algo exhibicionista y atrae la mirada de un psicópata, atraído por esta escena donde vuelca sus impulsos heterodestructivos. La estructura psíquica pudiera corresponder a la de un perverso que se siente atraído por la escena sexual, pero que al mismo tiempo "debe" castigarla con la muerte.
El asesino se burla de la incompetencia de las autoridades, ubicándolo a un grado de inteligencia superior pero inclinada al homicidio. Pareciera que el objetivo del crimen es la mujer, mas que al hombre, de ahí el arrancar sus genitales y pecho, siendo más para él que para otro.
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