Roger y Carolyn Perron compraron la casa de sus sueños y
eventuales pesadillas en diciembre de 1970. Sin darse cuenta, la pareja mudó a
sus cinco hijas pequeñas a la antigua y misteriosa casa de campo. Los secretos
se guardaron y luego se revelaron dentro de un espacio compartido por mortales
e inmortales por igual. El tiempo de repente se volvió irrelevante; fracturado
por espíritus que dan a conocer su presencia y luego se dispersan en el éter.
La casa es un portal al pasado y un pasaje al futuro. Esta historia es un
testamento inspirador de la resiliencia del espíritu humano en un camino de
descubrimiento: un viaje eterno para los vivos y los muertos.
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