La noche representa para algunas personas inquietud y zozobra, pues la oscuridad se extiende en todas partes y la escasa luz alerta los sentidos. En los tiempos remotos, la oscuridad de la noche representaba peligro por los animales salvajes que podían atacar al hombre y que este los percibía como criaturas ominosas. En la noche es el tiempo cuando dormimos, y es el dormir cuando estamos más vulnerables, nuestro cuerpo está desconectado de todos los estímulos externos, no los atiende y se profundiza en un estado de sopor en donde no sabemos ni de nosotros mismos. Es entonces que surge un temor que se remonta desde tiempos ancestrales, el temor de ser presas de entidades en aquel estado de sueño, entre ellos los íncubos y súcubos.
Ambas entidades son descritas como demonios que se aparecen durante el sueño y provocan ahogos en el durmiente y tienen relaciones sexuales. Hay representaciones artísticas entre ellas la pintura “La Pesadilla” del artista Henry Fusselli; retrata a una mujer en estado de sueño y acostada, pero por su postura pareciera mas bien dar la impresión de haberse desmayado. Sobre su pecho se halla una criatura pequeña de rasgos demoníacos similares a un animal con un humano de estatura pequeña y expresión de burla. Dirige su mirada hacia la mujer, mientras la cabeza de un caballo espectral se asoma en la apertura de la cortina. La obra hace referencia a que estos seres son los causantes del fenómeno parálisis del sueño, que en la actualidad tiene explicación médica y es clasificada como un trastorno del sueño.
La palabra íncubo significa, del antiguo hebreo “caído”. El origen sobre estos seres se remonta desde la antigua creencia de Mesopotamia, en el génesis de la creación del mundo, con los primeros humanos sobre la tierra. Existían demonios lujuriosos que habitaban en el Mar Rojo. Adán fue el primer hombre, pero antes de Eva existió Lilith. De acuerdo con la biblia de los sumerios, Lilith fue creada del mismo material que Adán y poseía alas. El hombre se había quejado con Dios al ver que su pareja no seguía las indicaciones de él, pero el punto máximo fue cuando ambos intentaban sostener relaciones sexuales. Lilith se negaba a colocarse estar debajo de él. Dios le reprochó por no obedecer a su pareja y Lilith respondió rebelándose y con sus alas se marchó del paraíso y fue desterrada al Mar Rojo. Según el mito, Lilith sostuvo relaciones lujuriosas con estos demonios y de ellos tuvo hijos, pero fue condenada por Dios a parir cada día y que murieran. La biblia de los kabalistas “Zolhar”, describe a Lilith como un demonio nocturno que asesina a los niños asfixiándolos (la muerte de cuna) y seducir a los varones mientras duermen. Sus descendientes son directamente los íncubos y súcubos, seres que deben alimentarse de energía por medio de las relaciones sexuales con los humanos.
Sin embargo, existe otra versión del origen de estas entidades, según una interpretación de la autora Eloisa Hidalgo (2017) que hace de la biblia, serían descendientes de los nefelim, ángeles caídos prediluvianos descritos como gigantes. Esta interpretación surge a partir de la etimología hebrea de íncubo “caído” y lo relaciona con los versículos Génesis 6:4 y 6:5.
En el Medievo, se pensaba que los ahogos cuando se duerme por la noche eran a consecuencia de los íncubos. Se les atribuía diferentes aspectos a ambos sexos. Los súcubos eran descritos como hermosas mujeres de aspecto sensual y seducían a los hombres en el sueño, los estimulaban sexualmente hasta lograr hacer que eyacularan. A estos demonios femeninos se les atribuía la causa del “sueño húmedo” en los varones y se pensaba que lo hacían para quedar preñadas, ya que siendo demonios no pueden quedar embarazadas de sus contrapartes masculinos. En cambio, los íncubos eran caracterizados como seres de aspecto repulsivo y grotescos. A diferencia de las féminas, estos demonios tendían a ser abusadores sexuales. Intimidaban a su presa y tendían a ultrajarlas.
Comentarios
Publicar un comentario